27 octubre 2010

No todos los funcionarios son iguales

Cada vez que se propone o se hace efectiva alguna medida que va en contra de los funcionarios, ésta es celebrada por una parte de la sociedad. La última propuesta ha venido del presidente de la firma de ropa Mango, quien ha sugerido que los nuevos funcionarios no lo sean de por vida.

En la mente de los ciudadanos está metido el estereotipo del funcionario vago y mal educado, el que no da ni un palo al agua, el que deja pasar las horas de trabajo esperando a que llegue la hora de fichar, el que se va a comprar a El Corte Inglés en sus horas de trabajo. Pero como todo estereotipo, no es justo con la mayoría de los que trabajan en la administración pública.


Junto ese funcionario, que seguro que existe, está el militar en misión de paz en tierras lejanas, el bombero que se mete en un edificio en llamas, el médico o enfermero que nos atiende cuando nuestra vida está en juego o el ingeniero que vela por que los aviones en los que nos montamos sean lo más seguro posibles.

Hace unos meses mucha gente jaleó la medida del Gobierno de bajar el sueldo a los funcionarios, a todos los funcionarios. Pero se olvidan de que en los tiempos de las llamadas vacas gordas, de las subidas de salario generalizadas y de cuando mucha gente ganaba mucho dinero; a los funcionarios el sueldo se les subía por debajo del IPC, con el descenso en el nivel de vida que eso supone. Además cuando se remonte la crisis seguro que nadie pedirá que a los funcionarios se les vuelva a subir el sueldo.

Muchos se quejan de que el funcionario tiene el trabajo asegurado de por vida. Pero se olvidan de dos cosas. Primero que a la función pública se accede por oposiciones públicas, abiertas a todos los ciudadanos (igualdad, mérito y capacidad). Pero no todo el mundo quiere volver a estudiar ni pasarse varios años preparándolas.

Segundo, que el hecho de que no se les pueda despedir tiene una motivación muy clara. Hasta el siglo XIX cada vez que había un cambio de signo en el Gobierno (y hubo muchos) se cambiaban todos los funcionarios. Lo cual llevó a una situación insostenible. Adicionalmente, al no poder ser despedidos tienen un mecanismo de defensa ante las presiones que puedan venir de los políticos en el poder. Porque si se pudiera despedir a los funcionarios podría darse el caso de que, por miedo a perder su trabajo, cedieran a las presiones del político de turno.

El Gobierno echa mano de los funcionarios cuando tiene necesidad, porque es lo más fácil. Pero ningún Gobierno se preocupa por los cargos de libre designación, ni por el exceso de funcionarios debido a la duplicidad de funciones existente entre la administración central y las administraciones locales. Ahí es donde se debería actuar.

Por si alguien se lo pregunta, no soy funcionario de profesión.

Nos leemos.

6 comentarios:

Josito dijo...

Tengo familiares funcionarios, y por lo que me cuentan, estresados, lo que se dice estresados,... no están.

Estamos en una etapa económica de crisis. La actividad ha disminuido considerablemnte, muchas empresas han desaparecido, y muchos autónomos han cerrado. En coonsecuencia, hay mucho menos trabajo burocrático, y, sin embargo, los funcionarios mantienen su puesto de trabajo, cobrando sólo un 5% menos (cuando su trabajo se ha reducido más de un 5%), y quejándose, como siempre.
Por no hablar de su productividad.
Un saludo.

Ciudadano Quien dijo...

Hola Josito, gracias por pasar por mi blog.
Yo también tengo funcionarios en mi familia y trabajan como en la empresa privada. Cuando viajan prácticamente pierden dinero porque las dietas están congeladas desde hace mucho tiempo.
No sé de donde sacas que hoy el trabajo se ha reducido un 5%. En este momento las bajas no se cubren con lo que a algunos les aumenta el trabajo.
Y la productividad no es un problema restringido a la función pública. Es un mal generalizado en el España.
Nos leemos.

Anónimo dijo...

Creo que todo lo dicho por Ciudadano es correcto. El funcionario es un trabajador con características propias que tiene sobre los demás patentes ventajas y algún inconveninte. No soy funcionario pero tengo buenos amigos que sí lo son. Una de las cosas que más odian es cuando tienen un jefe que no se ocupa de ellos y no les da trabajo. Me imagino que un trabajo agobiante sería para ellos motivo de disgusto, pero también lo es tener que cumplir un horario laboral y estar toda la jornada mano sobre mano.
Creo que la clave de esta cuestión es la que apunta Ciudadano: un dimensionamiento correcto de la plantilla nacional de funcionarios, evitar duplicidades e impedir la creatividad de estos servidores públicos en cuanto a requisitos, formularios y trámites por suponer que se legitiman con ella y da razón de ser a su puesto de trabajo.
La burocracia injustificada es una lacra social.

alexroa dijo...

Pues yo sí soy funcionario y a mucha honra, desde hace siete trienios nada menos. Y suscribo lo dicho por Ciudadano Quien. Antes trabajé dos años en una empresa privada, uno de los grandes bancos, y la situación era la misma: quién quería trabajaba, y quién no, se las arreglaba para no dar un palo al agua.

miguelonpoeta dijo...

Ciudadano, estoy de acuerdo en casi todo, pero hay un detalle que no quiero pasar por alto. Un estudio reciente revela que alrededor del 40% de los funcionarios no lo son por oposición, sino que accedieron al sistema público por otras vías (casi siempre la misma, ya sabéis cuál) y que luego esos mismos que los metieron los hacen funcionarios.
He vivido en un colegio mayor donde hay 95 personas preparando oposiciones del grupo A (jueces, abogados del Estado, diplos, tecos, tacs, notarios, etc.), y conozco perfectamente como es eso. Pero no todos han necesitado de eso, no lo olvidemos.
Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Soy funcionario. Estoy muy estresado al punto de que temo por mi salud. Tengo una jefa que solo aparenta que trabaja pero su verdadero trabajo es darnos trabajo a nosotros para no hacer nada pero aparentar que hace todo, ademas si comete fallos culpa a los subordinados y les hace trabajar mas. Para el imbécil del Presidente de Mango le diría que si los funcionarios o cualquier trabajador es despedido no tendrá dinero para comprar su mierda de ropa y entonces ni siquiera podra pagar los impuestos que debería pagar. Animo a todos los trabajadores que hagan boicot a los productos de Mango y a los funcionarios de hacienda que le investiguen bien a fondo a ver si se le puede meter un buen puro.