Pertenecer a cualquier organización te la oportunidad de conocer a los que forman parte de ella, incluso entablar amistad con alguno de sus miembros. En los tres años que llevo afiliado a Unión Progreso y Democracia he tenido la oportunidad de conocer a personas de la más diversa condición y personalidad.
Los hay trabajadores infatigables que siempre están dispuestos a echar una mano en lo que sea. Los hay carismáticos que con su palabra son capaces de convencer a cualquiera y hacer que cualquiera los siga. Los hay expertos en muy diversos campos que con sus conocimientos enriquecen los programas electorales y las ponencias de Rosa Díez en el congreso. Los hay enérgicos que dirigen con contundencia los órganos internos del partido.
Pero también los hay ambiciosos que son capaces de pisar a cualquiera con tal de prosperar dentro del partido. Los hay pelotas que siempre dan la razón al que está al mando. Los hay liantes que con sus mentiras y tejemanejes traicionan a sus compañeros. Los hay sin escrúpulos cuyo único objetivo es el beneficio personal.
Y seguro que me dejo alguna categoría, pero el hecho es que en toda organización humana hay mejores y peores personas y UPyD no iba ser la excepción. Ahora mismo UPyD es un caramelo muy goloso al que muchos se intentan arrimar y no todos con buenas intenciones. Se tienen que poner los mecanismos para detectar a tiempo las malas hierbas e intentar que el daño que causan sea el menor posible. Pero incluso así, es muy posible que alguien consiga pasar todas las barreras y que en algún momento se produzcan escándalos relacionados con miembros de UPyD. El partido tiene que estar preparado para ello y listo para actuar con contundencia.
Ya estamos viviendo los conflictos que existen en toda organización formada por personas. En todos los procesos internos protagonizados por UPyD ha habido problemas. Ya desde la elaboración de las primeras listas electorales, en las que siendo UPyD un partido con mínimas posibilidades, hubo enfados por ir un número más arriba o más abajo. Y en varias ocasiones los perdedores de elecciones internas, no viendo colmadas sus altas expectativas personales, han acabado tarifando y saliendo del partido de muy malos modos.
Quizás todos estos procesos internos con sus correspondientes conflictos hayan servido para conocer las verdaderas intenciones de algunos. UPyD era un partido recién creado, en el que al principio todos tenían el mismo objetivo común (colocar a Rosa Díez en el Congreso) y colaboraban desinteresadamente para conseguirlo. Pero en cuanto los distintos intereses personales entraron en conflicto (a la hora de elegir a los líderes de los órganos internos o a los cabeza de lista) muchos mostraron su verdadera cara y se demostró que no todos eran tan desinteresandos como parecían.
Tenemos que asumir que UPyD es una organización formada por personas, con los pros y contras que eso conlleva.
Nos leemos.
2 comentarios:
Somos humanos y viene en nuestra naturaleza. Y además es un indicador de la evolución y crecimiento del partido, la competitividad interna y la creación de nuevos intereses.
Yo ya lo asumí hace tiempo. Y es que en UPyD hay de tó, como en botica, pero aún así se hace lo que se puede. A mí el portazo de Álvarez Cascos me ha recordado mucho a algo que pasó en UPyD hace un año y medio. ¡Cascos quejándose de maltrato y de falta de democracia interna! Lo que hay que ver.
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