No hace falta ser un experto en cuestiones electorales para decir que los resultados de UPyD en las pasadas elecciones catalanas del 28-N han sido malísimos. Todo el mundo sabía que era muy difícil (sino imposible) entrar en el Parlament, pero los 5000 y pico votos obtenidos son peor de lo que nadie podía imaginar.
No es hora de exigir responsabilidades ni siquiera de buscar culpables. Es hora de reflexionar y analizar los errores que se hayan podido cometer para aprender de ellos y no repertirlos.
No se puede achacar el mal resultado sólo a la campaña electoral realizada para estas elecciones. Se ha hecho lo que se ha podido con los medios (humanos y económicos) con los que cuenta el partido. Se han realizado los actos que se ha podido y se ha hecho propaganda con la gente que estaba disponible (mucha procedente de lugares fuera de Cataluña).
Quizás las razones también haya que buscarlas en la deficiente implantación del partido en Cataluña. No se puede pretender hacer en 15 días lo que no se ha hecho en meses. Para acudir a la cita electoral catalana con mayores garantías habría que haber iniciado las acciones mucho tiempo antes. Pero por unos motivos y otros no ha podido ser.
El partido lleva más de un año organizándose internamente para asegurar su correcto funcionamiento. Al ser un partido nuevo sobrevivía con una estructura provisional y en los últimos doce meses ha tenido que elegir a los miembros de todos sus órganos internos, desde el nivel nacional, hasta el municipal, pasando por el autonómico y provincial.
UPyD se ha dotado de músculo, pero como suele suceder cuando algo gana en fortaleza se ha podido perder algo de flexibilidad. Adicionalmente al haber elecciones, se han tenido que organizar primarias en todos los lugares en los que UPyD se iba a presentar. En el caso de Cataluña es posible que el tiempo se haya echado encima y haya quedado poco tiempo disponible para la precampaña electoral.
Otra dificultad añadida es la presencia en Cataluña de Ciudadanos un partido que más o menos va dirigido al mismo electorado, pero con una mayor implantación en esta Comunidad Autónoma. Seguramente muchos de los posibles votantes de UPyD hayan optado por el voto útil y hayan depositado la papeleta C’s para asegurarse la presencia de al menos uno de los dos partidos en el Parlament.
Tampoco hay que despreciar el efecto que hayan podido tener los medios de comunicación. UPyD ha tenido escaso eco mediático durante la campaña. Prácticamente ha pasado desapercibido y a buen seguro muchos ciudadanos ni siquiera supiesen que tenían la posibilidad de votar a Unión Progreso y Democracia.
Al ser un partido pequeño no se podía esperar el mismo tratamiento que otros partidos más mayoritarios, pero tampoco es normal el apagón informativo que ha rodeado a un partido que cuenta ya con tres parlamentarios, uno de ellos nacional. No es pecar de victimismo decir que parte del silencio mediático sobre UPyD es completamente interesado.
UPyD es un partido joven con una corta historia que en cada ocasión había logrado unos resultados mejores que los anteriores y que estaba acostumbrado a obrar milagros con los recursos que contaba. Por este motivo el varapalo ha podido parecer mayor.
No hay que venirse abajo. Hay que recapacitar y reflexionar, pero durante poco tiempo porque en menos de seis meses llega la siguiente cita electoral: las municipales y autonómicas de primavera de 2011. Hay que salir a la calle, estar en los medios y hacer ver a los ciudadanos que la opción que llevan tiempo buscando está en UPyD. Porque como dice un miembro del partido: muchos ciudadanos son de UPyD, sólo que todavía no lo saben.
Nos leemos.