Hoy el actor patrio Willy Toledo ha declarado, en línea con la posición oficial del gobierno cubano, que el preso Orlando Zapata no era un disidente político sino un delincuente común. Añadió que Orlando, que murió como resultado de una huelga de hambre, había cometido actos terroristas contra el Gobierno cubano, actos de traición a la patria y varios delitos.
Otra de sus perlas, ha sido decir que el estad cubano “con sus miserias y sus grandezas” era un modelo a seguir en muchos aspectos. Acto seguido arremetió contra el gobierno colombiano, en el que nuestro actor considera que sí se vulneran los derechos humanos. Supongo que en contraposición con Cuba donde los derechos humanos son escrupulosamente respetados.
Ya no sorprende a nadie estas salidas de tono de nuestro mundo del cine, donde el sectarismo es moneda común. Un gremio cuyos miembros se postulan como adalides de lo que es justo, cuando en realidad están completamente vacíos de valores y se dejan llevar por modas. Atacan todo lo que tiene que ver con la derecha y defienden a capa y espada todo lo marcado como izquierda, aunque sea indefendible.
Me pregunto si la reacción hubiese sido la misma si se hubiese tratado de la muerte de un preso de la dictadura de Pinochet o de la dictadura militar argentina.
Como escribí hace tiempo en este mismo blog en relación a la actitud de buena parte de nuestros cineastas con ETA, pienso que se nos debería consultar en la declaración de la renta si queremos colaborar con nuestros impuestos a mantener este cine español y estos actores españoles. De manera parecida a como se hace con las contribuciones a la Iglesia.
Nos leemos.
1 comentarios:
Y este ¿No fue con rosas rojas para Fidel..? Como ya tienen experiencia en este tipo de actos...
Saludos
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