Tras las elecciones en Euskadi del pasado 1 de Marzo, se ha abierto en esa Comunidad Autónoma una posibilidad que en la legislatura pasada parecía impensable: que el gobierno fuera a parar a unas manos distintas a las del PNV.
Se están produciendo intensos e interesantes debates sobre con quien debe pactar el PSE. Las posibilidades son dos. Uno: pactar con el PNV, lo que evitaría que Patxi López fuese Lehendakari, al hacer valer el PNV su mayor cantidad de votos. Y dos: pactar o llegar a acuerdos con el PP para que el PSE gobierne en Euskadi (ahora que el último escaño en liza ha caído del lado de los socialistas, no será necesaria la participación de UPyD).
Hay personas que piensan que un pacto PSOE-PP es un pacto antinatural, al pactar la izquierda con la derecha. Se podría dudar de la naturalidad de este pacto en cualquier otra parte de España, pero no en el País Vasco. Cuando están en juego aspectos tan importantes como la vida y la libertad, todo lo demás pasa a un segundo plano. Los debates sobre política económica y social deben producirse cuando el derecho a la libertad y a la vida está asegurado. Cuando la democracia no está en juego, entonces es el momento de pararse a pensar en términos de izquierda o derecha (aunque muchos pensamos que estos dos términos carecen de sentido en este momento) . Ahora mismo, teniendo en cuenta lo que esté en juego en Euskadi, la política más parecida a la del PSOE es la del PP.
Con el PSE en el gobierno vasco veríamos un cambio radical, o al menos eso espero (a ver si el PSOE no vuelve a defraudar), en ciertas actuaciones políticas. Por ejemplo, presenciaríamos una actitud mucho menos tibia del gobierno vasco frente a los terroristas de ETA y sus cómplices. Habría una Ertzaintza mucho menos dubitativa frente a los violentos y su kale borroka. Cambiarían las directrices políticas y dejaríamos de ver como los cachorros de ETA campan a sus anchas, ante la pasividad de la policía autonómica vasca.
Con la vigilancia del PP (el PSE va a necesitar de los escaños populares durante toda la legislatura vasca), es muy probable que asistamos a un cambio en la política lingüística y educativa. Estas dos competencias dejarían de estar en manos de nacionalistas. Aunque el PSOE no es que haya tenido un gran comportamiento en estas dos materias en las comunidades en las que ha gobernado, la necesidad del apoyo del PP hará que mantengan una postura mucho más moderada.
Y no hablemos de la salud democrática que supone la alternancia en el poder, de evitar que un partido se perpetúe en el gobierno. Además por las últimas declaraciones de dirigentes del PNV, parece que los nacionalistas vascos se lo merecen más que nadie.
Nada más conocerse la posibilidad de que el PNV se podía quedar sin la Lehendakaritza aún siendo la fuerza más votada, oímos unas declaraciones del presidente vizcaíno del PNV calificando de “agresión política” un posible pacto PSE-PP-UPyD. Es más, llegó a añadir que tendrían que “responder con todos los elementos a nuestro alcance”. En cualquier otro lugar de España esta amenaza podría ser tomada como la pataleta de un mal perdedor. Pero cabe recordar que en el País Vasco se asesina a gente por el simple hecho de pensar distinto y algunos podrían tomarse en serio esta amenaza.
Igualmente en los últimos días hemos oído a Iñigo Urkullu calificar de “golpe institucional” cualquier gobierno vasco que no fuese del PNV. Parece que al PNV no le gustan las reglas del juego si no les son favorables. Porque el PNV no ha tenido problema en gobernar en sitios donde no era la fuerza política más votada. Que ahora que se lo hagan a ellos en el gobierno del País Vasco les parece un golpe institucional.
Por todo ello creo que lo que más conviene es un gobierno vasco con PSE en el poder (con Patxi López de Lehendakari) apoyado por el PP.
Nos leemos.
Madrid, 7 de Marzo de 2009.
0 comentarios:
Publicar un comentario