Ayer a eso de las 22:30 se desveló la incógnita, aunque la incógnita no era tanta porque se ha cumplido lo que vaticinaban las encuestas; CiU ha vuelto a ganar las elecciones catalanas. Aunque la victoria de los convergentes ha sido holgada no ha logrado alcanzar la mayoría absoluta que buscaba. La diferencia con las dos últimas citas electorales es que esta vez podrá gobernar, podría pactar con algún otro partido, pero parece que va intentar gobernar en minoría.
Otro de los pronósticos de las encuestas que se ha cumplido es el descenso de los partidos integrantes del tripartido. Los tres partidos que lo integraban pierden apoyos sin excepción. El más perjudicado ha sido ERC que se deja 11 escaños, en gran medida debido a la atomización del voto independista radical. El PSC pierde 9 representantes sin saberse claramente cuánto de la bajada se debe al tripartito y cuánto a la gestión de Zapatero en el gobierno de la nación. El que sufre menos desgaste es ICV que sólo pierde dos actas de diputado, a pesar de que antes de los comicios se vaticinaba que ICV se quedaría más o menos como estaba o que podía subir un poco.
El Partido Popular logra los mejores resultados de su historia en número de escaños con un discurso más radicalizado, sobre todo en temas de inmigración. A pesar de lo particular de las elecciones catalanas, los populares se empeñan en extrapolar este resultado al resto del país para pronosticar el principio del fin del gobierno socialista.
Ciudadanos se consolida en el parlamento. Aumenta en número de votos, pero no alcanza su objetivo de poder formar grupo parlamentario propio.
La sorpresa negativa de las elecciones ha sido la irrupción de SI (el partido de Joan Laporta), con 4 diputados. Con un discurso ultra únicamente basado en la independencia de Cataluña ha logrado convencer a los más radicales, siendo la primera vez que un partido de extrema derecha entra un parlamento español. Suerte que el partido de Josep Anglada finalmente se quedó fuera, aunque superó los 75.000 votantes.
En cuanto a UPyD no se puede decir otra cosa que los resultados han sido malos, muy malos, malísimos. Sabíamos que era muy difícil entrar en el parlamento catalán, pero los resultados han sido peores de lo que cualquiera poder imaginar. Es hora de reflexionar y analizar los errores para intentar aprender de ellos.
Nos leemos.