Ayer, por fin, se izó la bandera española junto a la europea y la ikurriña en el Parlamento Vasco de Vitoria. Se hacía cumplir así la sentencia que el Tribunal Supremo dictó en Noviembre de 2008.
Se trata de una buena noticia y no por el simple hecho de que un trozo de tela roji-gualda con el escudo constitucional se haya colgado de un mástil en Euskadi. No se traza, como dirán muchos, de una muestra de rancio nacionalismo español. Su importancia radica en lo que significa. La colocación de la enseña española implica por un lado el cumplimiento de una ley y por otro que allí, en ese parlamento, se hace cumplir la constitución española.
Nunca he entendido la manía que tienen algunos presidentes autonómicos de creerse que ellos pueden interpretar y aplicar las leyes a su conveniencia. Las leyes dictadas son de aplicación al conjunto de los españoles. Nos gusten o no las debemos acatar todos, empezando por los responsables políticos que deben predicar con el ejemplo.
Que las banderas estén colocadas en los edificios públicos indica que allí los derechos y libertades de los ciudadanos se van respetar y se van a hacer cumplir. Como ciudadanos europeos, españoles y vascos. Esto es de mayor importancia, si cabe, en un parlamento que es donde en teoría se manifiesta la soberanía popular a través de unos representantes políticos democráticamente elegidos. Si falta una de las banderas se hacer ver que los derechos y libertades que representa ese bandera se van a conculcar. En este caso los derechos y libertades como español.
Las declaraciones del presidente del Partido Nacionalista Vasco, Íñigo Urkullu, al respecto son muy significativas. En estas declaraciones podemos encontrar algunas perlas como por ejemplo que en su partido están hartos de cumplir con la legalidad. Olvidando que una de las labores de un cargo político es precisamente hacer cumplir la legalidad.
En otro momento Íñigo Urkullu dice: “Yo me siento sólo vasco, respeto a quien se sienta otra cosa, a quien en Euskadi se sienta español” motivo, el sentirse sólo vasco, por el cual no se siente orgulloso de que la bandera española ondee en el parlamento. De aquí se infiere claramente que el PNV no pretende representar a todos los vascos, sino únicamente a aquellos que comulgan con sus ideas nacionalistas.
En mi opinión estos dos apuntes de las declaraciones del presidente del PNV deberían incapacitar a este partido como partido que deba ser tenido en cuenta por los electores para las próximas elecciones en Euskadi. Porque si hay dos cosas que debe hacer un cargo político al ser elegido son: hacer cumplir la ley y representar a todos los ciudadanos independientemente de sus ideas.
Nos leemos.
Madrid, 6 de febrero de 2008
1 comentarios:
Parece mentira que algo tan de sentido común como que la bandera nacional ondee en las instituciones públicas se convierta en este país en una larga batalla en los tribunales y en sede parlamentaria.
Tu último párrafo es de quitarse el sombrero. Pero en España no lo acabamos de comprender.
Un saludo y gracias.
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